jueves, 7 de abril de 2011

es importante seguir los buenos consejos

ES IMPORTANTE SEGUIR LOS BUENOS CONSEJOS.
Anas era un niño bueno, obediente y trabajador- Por algún motivo, su padre se vio obligado a trasladarse a otra ciudad y Anas tuvo que dejar a todos sus amigos.
Al poco tiempo de haberse mudado al piso nuevo, los vecinos les hicieron una visita. Anas se puso muy contento al ver a varios niños de su edad. Le gustaron mucho sus nuevos amigos y, con el tiempo, se hicieron íntimos. Pero había uno más pequeño, llamado Irfan, que siempre interrumpía los juegos porque quería que los demás jugasen a lo que él dijese y, si no lo hacían así, se enfadaba.
Un día, cuando todos los niños estaban en el jardín, Irfan se unió a ellos. Se divertían con uno de los juguetes nuevos de Anas. La llegada de Irfan les molestó porque sabían que, siempre que se ponía a jugar con ellos, discutían. Por eso no le dejaron jugar esta vez. Irfan se enfadó mucho, cogió el juguete nuevo de Anas, lo tiró al suelo y lo rompió. Anas se disgustó y él y sus amigos empezaron a discutir con Irfan. Afsar, el abuelo de Anas, oyó los gritos de los niños y se asomó a la ventana. Los quería mucho, se interesaba por ellos y a menudo les hablaba de la existencia de Dios, de los dones que nos otorga y de los actos de adoración que nos manda cumplir. Cuando vio que los niños se estaban peleando, bajó hasta donde se encontraban. Irfan estaba llorando. Los demás niños contaron lo que había pasado y todos se sentaron a hablar en el jardín.
Anas explicó lo que había sucedido: “Abuelo, mis amigos y yo nos llevamos bien y jugamos sin pelearnos, pero Irfan siempre nos estropea la diversión y ya no queremos ser sus amigos.”
“Pero es que no hacen lo que yo quiero”, se quejó Irfan.
El abuelo Afsar dijo entonces: “¡Venga, niños! Todos queremos estar bien y llevar una vida tranquila y encontrar amigos y felicidad donde podamos, pero no es suficiente con desearlo, y no podemos esperar que alguien nos de estas cosas. Sentirse bien, seguro, y hacer buenos amigos requiere esfuerzo y sacrificio por nuestra parte. Si todo el mundo insistiese en conseguir lo que quiere y pensase sólo en sí mismo en vez de dar algo a los demás, únicamente discutiríamos y seríamos infelices. Pero los creyentes que temen a Dios se comportan de manera diferente: son pacientes, perdonan y no se empeñan en salirse con la suya. Incluso si alguien les ocasiona algún mal, no se ofenden, y piensan en el bienestar de otros antes que en el suyo propio e intentan no disgustar a los que les rodean. Esto indica la superioridad moral que Dios ha ordenado practicar a Sus siervos.”
Anas preguntó: “Muy bien, abuelo. Si un abusón se acerca y nos insulta, ¿qué debemos hacer?”
Su abuelo respondió: “Por supuesto debemos actuar como Dios nos ha mandado. En el Corán nos dice:
Pero [como] el bien y el mal no pueden equipararse, repele [el mal] con algo que sea mejor – ¡y, he ahí, que aquel entre el cual y tú existía enemistad [se volverá entonces] como si [siempre] hubiera estado cercano [a ti], un verdadero amigo! (Sura 41:34 Expuestos con claridad.)
Nuestro profeta, Dios le bendiga y le otorgue la paz, también aconseja a los que traten bien a los demás en el siguiente hadiz: “…Quien desee librarse del fuego y entrar en el jardín debe morir creyendo en Dios y en el Día del Juicio y debe tratar a los demás como desea que le traten a él…
Entonces, los niños dieron las gracias al abuelo Afsar y prometieron esforzarse en llevarse mejor de ahora en adelante
¿DE DÓNDE VIENE LA HUMILDAD DE LOS CREYENTES?
En el Corán, Dios ordena a los creyentes que sean humildes. Nuestro profeta, Dios le bendiga y le otorgue la paz, también lo dice en uno de sus hadices:
“Dios me ha revelado que seáis humildes. Nadie debe considerarse superior a nadie ni faltar a otro.”
Los creyentes son los que saben que Dios lo ha creado todo, que todo Le pertenece y que es Él quien colma a los seres humanos de toda suerte de bendiciones. Por esta razón, no importa lo guapos, ricos, inteligentes o respetados que sean, nunca se vuelven arrogantes. El Corán nos dice que los creyentes son humildes:
Pues, los [verdaderos] siervos del Más Misericordioso son [sólo] aquellos que caminan por la tierra con modestia, y que cuando los ignorantes se dirigen a ellos, responden con [palabras de] paz.  El criterio de la verdad.)
Dios da la buena nueva de la recompensa que obtendrán los creyentes que observan esta buena conducta:
… Y [tened esto siempre presente:] vuestro Dios es un solo Dios: así pues, someteos a Él. Y da la buena nueva [del beneplácito de Dios] a los que son humildes.
CÓMO PODEMOS ACORDARNOS DE DIOS?
Los creyentes saben que Dios les ve y oye en todo momento y que ha creado todo lo que les ocurre. En cada momento, se acuerdan de pensar en Él. Lo hacen intentando tenerlo siempre presente, sabiendo que Él lo ha creado todo y también lo que les sucede, considerando el sentido que Él quiere que le den a estos acontecimientos, intentando entender el significado oculto de la creación, y hablan a los demás de todo esto. Dios nos dice en el Corán que los creyentes Le recuerdan a todas horas:
[Y] que recuerdan a Dios, de pie, sentados y cuando se acuestan, y meditan [así] sobre la creación de los cielos y de la tierra: “¡Oh Sustentador nuestro! No creaste [nada de] esto sin un significado y un propósito. ¡Infinita es Tu gloria! ¡Presérvanos del castigo del fuego!”
En un hadiz, el profeta Muhammad, Dios le bendiga y le otorgue la paz, describe cómo acordarse de Dios de la siguiente manera:
Dios, el Excelso y Glorioso, afirmó: “Si mi siervo piensa en Mí, estaré para él. Estoy con él si se acuerda de Mí. Si me pide ayuda estando solo, le ayudaré y, si me pide ayuda ante un grupo de gente, le mencionaré ante un grupo mejor que se encuentre en Mi presencia. Si se me acerca a la distancia de un palmo, me acercaré a la distancia de un codo; si se me acerca a la distancia de un codo, me acercaré a la distancia de una braza; si viene hacia mí andando, iré hacia él

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